Ha llovido mucho, muchísimo desde aquella primera vez que, jovenzuelos nosotros en esto de las hamburguesas, nos acercamos a conocer S10 Bar, ese lugar creado por unos cuantos amantes del deporte y del rugby en particular, que abrieron con la excusa de comer y beber bien con sus colegas y que, años después, sigue dando guerra en una zona "colonizada" por uno de los grandes referentes hamburgueseros de la ciudad.
El paso del tiempo ha incidido poco en este establecimiento, salvando algunos detalles estéticos, por supuesto, pero conservando el aire deportivo, con televisiones donde ver las retransmisiones de los partidos del momento y esas mesas altas que vimos antaño.
En la carta tampoco observamos grandes variaciones, aunque echamos de menos algunas combinaciones que nos gustaron en su día, seguimos teniendo las opciones nombradas como deportistas destacados en cada especialidad, tanto en los entrantes como en los principales y unas hamburguesas con los mismos precios, en las que, dependiendo del tamaño, suben más o menos. También disponen de menús de mediodía muy interesantes y que nso quedamos con ganas de probar.
Como era de noche y no queríamos forzar, nos fuimos directos a por las burgers, llegando, con cierta rapidez, la Balotelli de 200 gramos o lo que es lo mismo, carne de vacuno, salsa de trufa, boletus, queso Provolone, calabaza asada y rúcula.
Con unos sabores equilibrados y unas combinaciones atractivas, resulta un bocado sorprendente y agradable de comer, sobre todo en este tamaño, más que adecuado (aunque nos habríamos animado con la versión más grande). Quizás el punto más controvertido sea, una vez más, la carne, que aunque está perfectamente sazonada y cocinada, la encontramos con un regusto al límite de lo agrio, como si hubiese habido algún problema de conservación o de oxidación, que hizo que la experiencia no fuese completa.
A pesar de ello, como podéis ver, el punto de cocción está más que controlado en cocina y el picado es ideal, manteniendo ese toque casero que recordamos, lo mismo que ocurre con el pan que, aunque nos suena de algún que otro proveedor, equilibra la mezcla y aguanta sin desmoronarse ante tanto jugo y salsa. Además, se presenta ligeramente tostado, lo cual es de agradecer.
Por otro lado, tenemos una burger bautizada como la leyenda francesa del rugby, el señor Michalak, con esa carne que sufre como en su compañera de cata, mahonesa de estragón, una cebolla cruda demasiado grande, que casi nos mata, champiñon Portobello y un queso semicurado que se proclama como el centro de atención de nuestras papilas gustativas. En general, estamos ante un plato sabroso e igualmente equilibrado, donde los aromas lo invaden todo, con unos ingredientes tan potentes, que hasta disimulan el problemilla carnal.
Efectivamente, todas las hamburguesas van acompañadas de patatas fritas, en buena ración y caseras, al menos no congeladas, ya que percibimos un gusto a cortes en bastón traídos por proveedor, donde en cocina sólo las tienen que freír, ¡ojalá nos equivoquemos! Y son estos pequeños detalles los que hacen que S10 Bar baje media estrella, muy a nuestro pesar, porque tenemos muy buenos recuerdos de nuestra primera visita. Nos gusta el local, nos gustan los precios y las combinaciones de ingredientes que proponen, pero hay ciertos detalles que, a lo mejor por ser un día de poca afluencia, hicieron saltar nuestras alarmas. Tendremos que volver pronto a cerciorarnos mejor.
PRECIO DESGLOSADO DE LA VISITA
2 DOBLES DE CERVEZA: 5 €
1 BALOTELLI BURGER DE 200 GR.: 9.9 €
1 MICHALAK BURGER: 9.9 €
TOTAL: 24.8 €
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